A pie por medio mundo
Nueve años y más de 97.000 kilómetros caminando, es lo que acumula en su mochila José Antonio García Calvo, el pelegrino que ha pasado por Dénia de vuela a su Cádiz natal. Aún le restan unos 700 kilómetros de distancia para completar la promesa que le hizo a la Virgen del Carmen en 1999 cuando «El Revolución», el congelador bacalaero del que era cocinero, naufragó en las proximidades de Noruega. José Antonio «El Pelegrino» como es conocido en todo el mundo fue el único superviviente de la tragedia, «aguanté diez horas como pude encima de dos cadáveres hasta que me rescataron» explica a todo aquel que se interese por su odisea.
Tras una lentísima recuperación que le llevó a estar ocho meses hospitalizado, postrado en una silla de ruedas dos años y caminar con muletas otros dos, José Antonio se echó la mochila al hombro y se convirtió en peregrino. Una experiencia, a punto de finalizar, que se ha prolongado durante nueve años y de la que saca una conclusión: «La gente no es mala, hay personas buenas por todas partes, son solidarias con los peregrinos» afirmaba esta misma mañana en la entrevista que ha concedido a TVdenia.com antes de seguir con su camino.
En su largo caminar iniciado en el año 2004, este gaditano, nacido en la calle San Bartolomé, 30 en el año 1949 en el Puerto de Santa María y que cumplió el pasado 26 de septiembre 64 años, ha visitado medio mundo: Palestina, Israel, India, Tíbet, China, Rusia, América del Norte y del Sur…y conocido y hablado con tres líderes religiosos mundiales: el Papa Juan Pablo II, el Papa Francisco I y el Dalai Lama. Y es que su promesa de recorrer todos los santuarios del planeta a pié o en bicicleta está prácticamente conseguida, pues ha estado en todo el mundo menos en Japón y Australia. José Antonio García Calvo inició su aventura en el año 2004 tras recibirlo el Papa Karol Wojtyla en Roma. También le ha llamado la atención Jerusalén, una ciudad que le ha sorprendido pero que no ha sido la única, en su largo peregrinaje, que le ha llevado a recorrer 97.000 kilómetros, a una media de 40 diarios. Hasta ahora, ha visitado entre otros países y continentes aunque asegura que lo que más ha llamado su atención ha sido el Tibet por el trato que ha recibido de su gente, «son pobres, pasan hambre, pero comparten todo lo que tienen”.
Hoy ya se encuentra de vuelta a casa. Todavía le faltan aproximadamente 700 kilómetros para reencontrarse con su hija, con la que mantiene constante comunicación, y sus dos nietos a los que todavía no conoce. Es por ello que cuando llegue a Cádiz su único plan de futuro es «poder disfrutar de mis dos nietos: una nieta de seis años y un niño de cuatro a los que todavía no conozco personalmente». Será a esta vida familiar a la que se quiere dedicar cuando ponga fin a sus nueve años de peregrinación por el mundo y también a volcar toda su experiencia en el libro que ha comenzado a escribir y que llevará por título «Los tres enemigos del peregrino: los curas, los perros (de dos patas) y los pies».