CEDMA reclama la flexibilización de ayudas y trabajar ya con vistas al futuro

Desde el Cercle Empresarial de la Marina Alta entendemos que no existe un manual de instrucciones para pandemias, pero también los dirigentes políticos deben de entender que es pernicioso aprobar normas que no son realistas y que lo único que consiguen es demonizar y hundir sectores que son seguros.

Dejarse llevar exclusivamente por el miedo o la presión social, lleva a la toma de decisiones que desgraciadamente parecen más basadas en la imagen pública, en querer dar la impresión de “estar haciendo algo”, que en la racionalidad.

En el caso de la Hostelería en concreto, si las cifras –que son objetivas- lo marcan como una actividad segura, con tasas de contagio muy por debajo de cualquier otra actividad, ¿por qué se insiste en llevar a la ruina a un sector que da trabajo a miles de personas en la Marina Alta? Son miles de familias a quienes se les agotan los recursos y el futuro, porque lamentablemente habrá bares y restaurantes que se queden por el camino y que no puedan volver a abrir. Nunca.

Al afectar a este sector, además, se perjudica gravemente a otros muchos en nuestra comarca. Agricultura, pesca y actividades agroalimentarias, como la viticultura; la distribución, el comercio, los servicios…. Estén o no directamente relacionados con la hostelería, dado que quienes viven de ella ya no tienen capacidad adquisitiva para sostenerlos.

Por este motivo, desde CEDMA, apoyamos y participamos en la protesta pacífica que realizaron los profesionales de la Hostelería organizada por AEHTMA, ARX y AHTM, el pasado jueves 28 de enero, y nos adherimos a todas las reclamaciones que han realizado desde el sector. No podemos decir tampoco que nos pillara por sorpresa la ampliación en 15 días del cierre forzoso decretado. Sospechamos, no obstante, que la administración ya barajaba desde el principio el cierre de un mes o incluso más por lo que exigimos que sean más claros a este respecto, sobre todo después de las declaraciones realizadas por el president Ximo Puig esta misma semana.

Por otro lado, las ayudas que se están ofreciendo, y no es la primera que lo decimos, no se ajustan a las necesidades de los autónomos y empresas. En su mayoría son financiación o subvenciones, cuando lo que se precisa son ayudas directas y flexibilización de los trámites administrativos para lograrlas.

Por poner un ejemplo, en diciembre, el Ayuntamiento de Dénia concedió 106.017,14 euros en ayudas a un total de 97 autónomos y pymes. Un 41,2% de solicitantes quedaron fuera de esta ayuda y se quedó sin asignar el 44,5% del total presupuestado, que ascendía a 191.250 euros. ¿Acaso únicamente 97 autónomos y pymes estaban lo suficientemente “tocados” como para acceder a las ayudas? No. Fueron las trabas administrativas las que impidieron a muchos más el acceso a las mismas, así que dado que a la sociedad se nos pide que hagamos cada vez más esfuerzos, las administraciones deberían hacer también un esfuerzo serio y realista para afrontar la situación actual.

No es de recibo que se esgrima tal o cual decreto-ley para escudarse en el mismo. En 2020 se publicaron miles de decretos, órdenes y modificaciones que limitaron los derechos constitucionales de todos los ciudadanos. Igualmente, pueden publicarse y modificarse decretos y leyes para reducir las trabas burocráticas. O seguir el ejemplo del reciente Decreto 17/2021, en cuyo artículo 3 se exonera a los beneficiarios (de las ayudas) de la obligación de estar al corriente de sus obligaciones tributarias y con la Seguridad Social.

Es una cuestión de voluntad y de presupuesto. Porque las ayudas que han llegado han sido también muy escasas. Gotas de agua en medio de un desierto.

Al principio de la pandemia, muchos optaron por acogerse a un crédito ICO o IVF con la confianza puesta en lo que decían las autoridades. Esos créditos, ahora que no se permite la actividad, pesan como losas. En muchos casos ya no hay con qué pagarlos porque se suman a los gastos que soportan los autónomos y empresas que aún están dados de alta.

Es el momento de apostar fuerte por nuestro mañana. Y en el corto plazo hay que hacerlo en tres frentes:

  • Sanitario: hacen falta mayores esfuerzos para agilizar la vacunación de toda la sociedad o de al menos un porcentaje suficientemente elevado como para bajar la presión sobre nuestros hospitales.
  • Investigación: hace falta una mayor dotación presupuestaria para el desarrollo de medicamentos que atajen la enfermedad -no únicamente vacunas- y que por tanto permitan la vuelta a la normalidad lo antes posible.
  • Empresarial: hacen falta más ayudas reales, directas y ágiles, dirigidas especialmente a los sectores que más afectados están siendo por esta crisis, como la Hostelería, sin dejar de lado otros que están resintiéndose también, como el comercio minorista.

    En el medio y largo plazo deberemos apostar además por sectores que permitan una estabilidad económica, como el industrial. Es cierto que se están haciendo esfuerzos por parte de la administración para la digitalización de nuestro tejido económico, pero si todos los esfuerzos se centran exclusivamente en esto, podríamos encontrarnos con unas cifras elevadísimas de paro sin más solución que cursos subvencionados de poco alcance. Esto ya lo hemos vivido.

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