El festival Música al Castell se consolida como la propuesta más valorada de la oferta cultural del verano
Cerca de 2.000 personas han disfrutado de los conciertos de esta 27.ª edición del Festival Música al Castell, programados tanto en el escenario del castillo como en el Festival Off de la plaza Valgamedios. El programa de esta edición ha abarcado propuestas nacionales e internacionales y, por supuesto, grupos de música valenciana, una de las premisas en las cuales se fundamenta el festival desde su origen.
Se ha continuado también con la recuperación de la programación de collas dolçaineres, un movimiento importante de recuperación y promoción del instrumento valenciano por excelencia, con la actuación del grupo de Xàbia Xirimitab’s, bajo la dirección del dolçainer Josep Alemany, en el Festival Off de la plaza Valgamedios.
El festival arrancó el lunes 16 de julio con la participación del Grupo de Percusión Ondaratakk, que hicieron un pasacalle por el centro de la ciudad, desplegando los ritmos frenéticos de los tambores y anunciando el inicio del festival.
También en la plaza Valgamedios tuvo lugar un extraordinario concierto a cargo del cantaor APA, acompañado de los músicos Ricardo Esteve, Jesús Gimeno, Eduard Navarro y Lucho Aguilar, presentando su trabajo “Flamencianes”, una ensalada musical de estilos donde, partiendo de la tradición valenciana, la relaciona con el flamenco y las músicas del Mediterráneo en general, incluyendo temas de Ovidi Montllor, Paco Muñoz, Cifu y otros tradicionales valencianos reelaborados. La voz de APA, clara y potente, emocionó a un público entregado.
Ya en el castillo, el festival continuó con el grupo Nes, un grupo joven formado en València e integrado por grandes músicos con una carrera larga y solvente: Nesrine Belmokh, cantante y violonchelista francoargelina, Matthieu Saglio, violonchelista francés (‘el cello de los mil acentos’, cofundador de Jerez Texas) y David Gadea, percusionista valenciano (colaborador de Sole Giménez, Josemi Carmona o Ximo Tébar).
El sonido NES nace de la exploración de las raíces y experiencias creativas de sus integrantes. Sus canciones en inglés, árabe y francés, llenas de elegancia y emoción y que alcanzan desde el jazz al clásico, la música árabe o la canción francesa, despertaron las emociones del público, que disfrutó una noche fantástica de música.
El festival continuó con la cantaora Carmen Linares, quién dio una lección del cante más tradicional del flamenco, con algunas piezas sublimes que pusieron al público en pie. El programa, nada habitual, fue desgranando la poesía Miguel Hernández, entremezclando poemas otros poetas ya musicalizados y que dieron mucha consistencia a un concierto estremecedor. Estuvo acompañada por dos guitarras, dos voces de coros y palmeros y por la bailaora Vanesa Aibar, que consiguió conquistar al público con su baile elegante y a la vez enérgico.
El festival se despidió con una de las bandas de metales balcánicas por excelencia, dirigida por el legendario maestro de la trompeta Boban Markovic. Su música, interpretada por una poderosa banda de doce músicos, se define por su propio linaje gitano, aunque se nutre también otras fuentes musicales y culturales estrechamente relacionadas con las tradiciones romanís. El concierto empezó con los ritmos más tranquilos y fue in crescendo para finalizar con todo el público bailando al ritmo de la música frenética. Un remate de lujo para un festival de lujo.