La Marina no cierra en invierno
El empresariado turístico de la Marina Alta considera el proyecto Dénia & Marina Alta Tasting Life una buena oportunidad que hay que aprovechar para beneficiar todos los ámbitos comarcales. Las gastronomía y el sistema agroalimentario, ligado a los paisajes del interior, pueden ser el eje sobre el que poder avanzar en la desestacionalización y hacer desaparecer la sensación de los visitantes de que «aquí, en invierno, cerramos las puertas», según la expresión de uno de los participantes en el taller convocado por la Oficina de Innovación y Creatividad celebrado esta semana en Dénia acudieron representantes de empresas de alojamiento, hostelería, turismo activo y agroturismo, que incidieron igualmente en desarrollar en la comarca un turismo rural ordenado y respetuoso, que no busque la masificación.
En el taller se dejó claro que, actualmente, el nombre Marina Alta no puede considerarse una marca turística. El perfil mayoritario del visitante sigue siendo el de aquel que busca el sol y la playa y que se concentra en los meses de julio y agosto. El 80% del turista de la costa de la Marina -salvo Calpe, donde hay una más destacada presencia de hoteles-, busca un alojamiento individual -casa o apartamento-, viene en vehículo propio o lo alquila en llegar. Planifica las vacaciones a través de los medios tecnológicos, tanto para informarse sobre los destinos como para contratar viaje y estancia. En este sentido se indicó que los grandes portales de Internet y las aplicaciones turísticas están controladas por las grandes agencias y operadores (Booking, Tripadvisor …), que son las que marcan las ofertas y definen en origen los paquetes de actividades . Sin embargo, las posibilidades del turismo de interior tienen más margen una vez el turista está en su destino y se plantea qué hacer una vez instalado. En este sentido, el turista de temporada alta no es un gran consumidor de turismo alternativo, pero si puede recibir información y ser un prescriptor de lo que se puede encontrar en otras épocas del año en el entorno de su lugar de vacaciones estivales.
La información y la comunicación sobre este visitante puede tener efectos positivos en la desestacionalización. Sin embargo, el empresariado de alojamientos se queja de que la oferta está ahora muy dispersa y piden que esté coordinada, de manera que sepan a qué puntos o lugares deben dirigir sus clientes, para disfrutar, por ejemplo, de los paisajes de los almendros en flor, o la actividad de los valles en temporada de cerezas.
Igualmente reconocen que la Marina Alta tiene muchos valores y atractivos para ofrecer, pero recomiendan no ser exhaustivos a la hora de preparar ofertas o itinerarios turísticos. Entienden que un itinerario, por ejemplo, debe tener uno o dos productos u objetivos de interés por día, incluir un evento gastronómico e introducir elementos patrimoniales básicos. El criterio general es que no se puede mostrar todo ni todo vale en una ruta. Hay que seleccionar los productos o actividades que puedan cubrir todo el calendario anual, todos los perfiles y todo el territorio, pero evitando la masificación. Hay que poner en valor iniciativas locales que pueden ser atractivas para los visitantes, como Feslalí «Alcalalí en flor» o las rutas del Valle del Pop, y que se ajustan a la filosofía y el proyecto Dénia & Marina Alta Tasting Life.
Igualmente, la gastronomía debe estar en el centro de esta revitalización de la Marina. Proponen que los restaurante introduzcan un «menú gastronómico», con productos y platos tradicionales, sin cerrarse a adaptar algunos gustos más generales. En este sentido se pide apertura de miras y citan el caso de la «lata de Calpe», un plato de pescado básico y con un fuerte sabor a mar, que cuando es tratado de forma que se eviten pieles o espinas, es duramente criticado los defensores de la integridad tradicional. También considerarían interesante que se diseñara una web específica patrocinada por la Ciudad Creativa de la Gastronomía, donde figurasen detalles sobre los productos locales y recetas de cocina popular de la Marina, ya la que se pudiera acceder desde las páginas institucionales de todos los ayuntamientos y desde las particulares de las empresas turísticas privadas.
Todos los presentes se mostraron partidarios de avanzar en este línea turística, que debe tener un modelo diferente -aunque necesariamente complementario- del que se ha instaurado en la costa. Reconocen, sin embargo, que esto no se puede conseguir de una día para otro y advierten que los empresarios deberán arriesgar, pero que es cuestión de insistir: «Si un horno quiere vender tortas de lata en el interior, deberá hacer cuatro desde el primer día, y seguramente tendrá que tirar la mitad muchos días, pero si la oferta la mantiene y siempre la pueden encontrar los visitantes, no sólo acabará vendiendo las cuatro tortas, sino que, incluso todo podrá aumentar la producción diaria «.