Opinión Intersindical Salut Denia: Estilo Marina Salud y la Estrategia del avestruz
Casi dos meses después de que se firmara la infame Modificación Sustancial de las Condiciones de Trabajo (MSCT) planteada por Marina Salud en pleno verano, como se suele decir, con nocturnidad y alevosía, estamos en condiciones, si no de entender, si al menos de hacer una valoración de lo que ha supuesto todo este proceso para los trabajadores sanitarios de la Marina Alta, para la propia prestación del servicio, y para las relaciones entre Marina Salud y la Conselleria de Sanitat.
En primer lugar llama la atención la elección del momento y de los tiempos. Lo que empezó siendo una urgencia ya que tal y como lo planteó Marina Salud parecía que la empresa iba a entrar en bancarrota de un momento a otro, de manera que ni siquiera se podía esperar a septiembre, tal y como solicitó este sindicato, ha resultado no ser tan urgente a la vista del acuerdo alcanzado entre la empresa y el resto de los sindicatos. Un acuerdo, que no tendrá ninguna repercusión económica en la marcha de la empresa hasta que no se sepan los resultados económicos del ejercicio 2016, es decir hasta febrero o marzo del 2017.
En segundo lugar llama la atención el giro en las negociaciones que pasan, literalmente de un momento a otro, de presentar unas medidas draconianas y totalmente inasumibles por los trabajadores con recortes importantísimos en cuanto a salarios y aumentos también muy importantes de la jornada de trabajo, a centrarse únicamente en los objetivos, y que, finalmente, se concretan en una reducción del 50% de los mismos y eso sí, la renuncia por parte de los sindicatos firmantes a la carrera profesional, que ya estaba acordada con la empresa en 2014, hasta como mínimo 2018.
Según las cifras aportadas por la empresa el objetivo de la MSCT era ahorrar unos 3’3 millones de euros, y era tan urgente que no podía esperar ni un mes. Sin embargo la realidad se concretó poco después en un ahorro de aproximadamente 1’5 millones de euros y una eficacia real en las cuentas de Marina Salud que no se concretarán hasta 2017.
También puede aportar luz a todo el asunto prestar atención a los motivos que Marina Salud adujo para hacer la MSCT. Según ellos dos motivos están haciendo peligrar la viabilidad del proyecto. En primer lugar la bajada de la población protegida que actualmente está estabilizada en torno a las 150.000 personas. Hay que decir, con los datos en la mano, que esto es totalmente falso ya que por un lado la población protegida del departamento se mantiene estable desde el 2013. Por otro lado cuando concursó Marina Salud para quedarse con la gestión del departamento sanitario la población protegida se cifraba en algo más de 130.000 personas, muy por debajo de la población actual. En segundo lugar la empresa dijo que el otro motivo era la libre elección. Es decir, el derecho que tenemos los usuarios a pedir ser tratados en otros departamentos. Irónicamente el decreto que aprobó el gobierno del PP en sus estertores, en mayo de 2015, se hizo para favorecer a las concesiones, ya que amplía la libre elección a todas las especialidades. Se pensaba que de esta manera más personas que viven en departamentos de gestión pública pedirían ser tratados en concesiones como Marina Salud porque, como ellos siempre dicen, prácticamente no tienen lista de espera y ofrecen un servicio excepcional. La realidad ha sido muy diferente. En lugar de venir personas de fuera lo que ha pasado es que cada vez más personas de la Marina Alta piden ser tratados en otros hospitales. ¿Y quién es el responsable de que esto suceda? Es evidente que es la dirección de Marina Salud que no pone suficientes recursos para dar una atención eficiente ni eficaz.
Con todos estos factores en mente surge la duda ¿Cuál ha sido el verdadero motivo para lanzar esta MSCT? Nosotros tenemos la sensación de que más que un motivo económico, donde por supuesto han sacado tajada con el acuerdo alcanzado, se ha tratado de una maniobra de acoso político al gobierno de la Generalitat. Una forma de presión con un servicio de primer orden como es la sanidad, y usando el miedo como herramienta para manejar a los profesionales sanitarios a su voluntad. Una herramienta que por cierto conocen y manejan a la perfección. En definitiva una maniobra desleal e irresponsable contra el gobierno y contra la población de la Marina Alta en plena vorágine vacacional con la afluencia de turistas más alta que se recuerda. Esto es lo que llamamos estilo Marina Salud.
Sigamos con el culebrón. Según el Estatuto de los Trabajadores cuando se realiza una MSCT los trabajadores tienen derecho a rescindir su contrato laboral (que ya no es el mismo que firmaron en su día) con una indemnización de 20 días por año trabajado, con un máximo de 9 mensualidades, y con derecho a la prestación por desempleo. Durante las negociaciones todos los sindicatos preguntamos si habría algún problema para cobrar las mismas y la parte patronal nos dijo que en absoluto, que ya tenían una partida prevista para pagar las indemnizaciones. Con la MSCT firmada con el acuerdo de todos los sindicatos menos el que suscribe esta nota, y después del estrés generado a los profesionales, insistimos, de forma gratuita y sin ningún propósito, más que presionar al gobierno, un buen número de profesionales hastiados y desmoralizados de trabajar en esta empresa en la que no ven ningún futuro, decidió acogerse a sus derechos, cobrar la indemnización y la prestación por desempleo y probar fortuna por otros lares.
Entonces, cuando los trabajadores empezaron a presentar sus cartas de resolución de contrato la empresa empezó a presionar para que nadie se fuera. A algunas personas las llamaron de forma individual e inmediatamente comenzaron a difundir el rumor a través de la organización, no una comunicación clara y precisa por escrito para que los trabajadores supieran a qué atenerse, sino un simple rumor de que la empresa no iba a pagar las indemnizaciones. Después del sufrimiento, la inquietud y la ansiedad pasados durante el verano, cuando determinadas personas habían decidido acabar su relación con Marina Salud, es decir acabar su pesadilla personal, la empresa vuelve a poner a toda la organización en una tensión insoportable. Otra vez al más puro estilo Marina Salud.
Es en ese clima de confusión, hastío y tensión cuando la gerencia convoca a todos los sindicatos a una reunión/farsa para decirles que son unos inútiles, que no saben hacer su trabajo y que están incitando a los trabajadores a marcharse, haciendo gala de una gran irresponsabilidad. Una reunión a la que todos los sindicatos acudimos con la única esperanza de disminuir la tensión y acabar con la confusión, y que no sirvió más que para aguantar una serie de improperios sin ningún sentido. Salimos de la reunión sin saber si la empresa iba a cumplir su palabra dada en las negociaciones. Una palabra que lo único que hace es cumplir con sus obligaciones legalmente establecidas.
Ojala el culebrón acabara aquí. Lo cierto es que al final la empresa no solo no ha pagado las indemnizaciones, lo que nos lleva a un rosario de demandas individuales, sino que muchos de los que ya habían dicho que se marchaban al final no se van dadas las nuevas condiciones impuestas. Además, aquellos que se han ido, habiendo avisado por escrito a la empresa en tiempo y forma están recibiendo despidos disciplinarios por repetidas ausencias injustificadas. Esto es negar el pan y la sal a los trabajadores. No solamente les niegan su derecho a marcharse en unas condiciones dignas y legales, sino que encima les acusan de irresponsabilidad y deslealtad, cosa totalmente falsa. Esto también es estilo Marina Salud.
Y ahora pasemos a la estrategia del avestruz. ¿Qué es lo que ha hecho la Conselleria de Sanidad en todo este tiempo? Esconder la cabeza bajo tierra. Intentar no darse por enterada. Dejar pasar sin que salpique demasiado. Pero esto es imposible. Porque la ciudadanía recuerda, no hace tanto tiempo, que votó mayoritariamente a partidos que prometieron la recuperación de la sanidad pública en la Marina Alta. Y este gobierno no está cumpliendo, ni de lejos, con las expectativas de sus votantes. No solamente no se ve claro cómo ni cuándo se va a recuperar la sanidad, sino que ni siquiera es capaz de ponerle las riendas a esta empresa que campa a sus anchas falsificando listas de espera, negando datos al comisionado, cerrando agendas de consultas, coaccionando a sus trabajadores y acusando a ciudadanos de que prefieren irse a otros hospitales donde esperan ser mejor atendidos. Además de lo anterior sigue amortizando plazas de personal estatutario de este departamento, que se supone que va a recuperar, y del departamento de La Ribera, que ya tiene fecha de reversión. ¿Por qué? Solo ellos lo saben.
Y mientras la Consellería de Sanidad sigue la estrategia del avestruz el lobby de la sanidad privatizada monta espectáculos para darse autobombo y meter más miedo a los usuarios y trabajadores como hizo el pasado día 4 Ribera Salud en Alzira en una jornada titulada ‘Aspectos jurídicos y laborales del rescate o finalización de las concesiones administrativas’ a la que por cierto tanto el SIMAP como la Consellería tuvieron la decencia de no asistir.
Con todo lo que ha pasado durante este último año nos reafirmamos aún más en lo que venimos diciendo desde hace mucho tiempo. El control es una trampa. No se puede controlar al lobby de la privatización de la sanidad. Sería necesaria demasiada gente y demasiados recursos, y además es como poner puertas al campo. Es preciso rescindir el contrato, hacerse con las riendas y a partir de ahí empezar a arreglar el tremendo entuerto que han realizado. No hay otra solución.
A aquellos que creemos en ella nos toca seguir defendiendo la sanidad pública con todos los medios legales, pacíficos y eficaces a nuestro alcance. Pero cuando aquellos que se presentaron a las elecciones con una promesa concreta y cristalina carecen del valor o la capacidad de llevarla a cabo el resto, los que no estamos en esas parcelas del poder, sentimos que estamos más solos que nunca y que nos hemos equivocado al elegir a nuestros políticos.