Las intervenciones arqueológicas en la Glorieta permiten conocer el desarrollo urbanístico de la medina de los siglos XI-XII
El proyecto de reurbanización de la Glorieta y su entorno ha iniciado su ejecución alrededor de la misma plaza, con la sustitución de las cañerías de aguas pluviales y residuales. El proyecto cuenta con una actuación arqueológica dirigida por la empresa Alebus. Patrimonio Histórico SL, con el seguimiento de la arqueóloga Noemí Daniel Asensio y la supervisión del Servicio Municipal de Arqueología.
Las intervenciones arqueológicas realizadas en las inmediaciones de la plaza han proporcionado destacados restos inmuebles y conjuntos materiales que han permitido de conocer el desarrollo urbanístico de la medina de los siglos XI-XII en este sector de la ciudad actual y, junto a otras intervenciones arqueológicas, tener una visión bastante cuidadosa de su trama urbana.
El proceso de urbanización de la calle Marqués de Campo y la instalación de la red de alcantarillado que afectó a las inmediaciones de la glorieta del País Valencià en 1994, así como la construcción de otros elementos como una batería de contenedores soterrados en 2007, dejaron a cuerpo descubierto una compleja estratigrafía arqueológica con unidades de época islámica y valiosos niveles de época medieval cristiana, menos conocidos en cuanto a la investigación arqueológica. Paradigma de estos niveles postislámicos es el conjunto de cerámicas italianas, mallorquinas y catalanas procedentes de las intervenciones arqueológicas en la plaza del Arxiu, cuya cronología oscila entre los siglos XIV-XVII.
Una vez más, la estratigrafía arqueológica postislámica ha sido escasa y difícil, pero presente. Algunos menajes datados a través de un troquelado del siglo XVII, una moneda con árbol de València, quizás de Felipe III o Felipe IV, acompañada de algunas formas cerámicas, nos remite a esa cronología.
Las intervenciones arqueológicas efectuadas en la calle Ramón y Cajal en 2017 por el equipo técnico de Arpa Patrimonio SL ponen de manifiesto una característica común a todas ellas, proporcionan arquitecturas islámicas inmersas en un ambiente urbano de prestigio, donde las moradas domésticas presentan estructuras de factura cuidada y donde son habituales las decoraciones parietales y los patios alicatados, con encintados decorativos que en ocasiones delinean estructuras relacionadas con un uso del agua de finalidad ornamental.
Por otro lado, la arqueología del lugar pone al descubierto una cuestión que singulariza la medina islámica, esto es, una topografía bastante más accidentada en este sector que no la ciudad actual, con una pendiente o inclinación sensible de dirección norte-sur.
El proyecto arqueológico que se ha diseñado se fundamenta en el desarrollo de un seguimiento exhaustivo de todas las afecciones al subsuelo, a pesar de que la renovación de determinadas cañerías discurre sobre zanjas previas, dado que pondrán a descubierto perfiles estratigráficos susceptibles de documentación arqueológica. Asimismo, se han proyectado varios sondeos en función de lo que aconseja el devenir arqueológico.
La arqueología, no obstante, una vez más ha sido generosa y nos ha deparado unas estructuras singulares. Un vial de dirección nordeste/suroeste con cloaca, que delimita una morada en la cual se observa una letrina junto a una poceta de factura muy cuidada que oculta un pequeño canal. La tipología de los elementos que constituyen la poceta, ladrillos de 27,00 x 24,00 x 4,00 cm, nos remite, nuevamente, a un sector urbano de prestigio donde es frecuente la azulejería.
Finalizada la intervención, que todavía puede dar sorpresas, los vestigios serán cubiertos con geotextil y gravas inertes y permanecerán conservados bajo el suelo nuevo de la Glorieta.