Más de 5 toneladas ferroviarias antiguas dan vida a Hemeroskopeion, la escultura de Viktor Ferrando
Raíles, traviesas y ballestas de tren del antiguo ferrocarril Alicante-Dénia que esperaban su destino de acabar en una fundición a miles de kilómetros de aquí han recobrado una nueva vida en las manos del escultor Viktor Ferrando, quien, empleando más de cinco toneladas y media de este material de desecho de principios del siglo XX, ha creado Hemeroskopeion, la escultura que preside la entrada a la estación del TRAM de Alicante en Dénia y que hoy se ha presentado en sociedad.
El proyecto nace de una idea de Ferrando apoyada desde los inicios por el Rotary Club Dénia y el Ajuntament de Dénia, con la colaboración de Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana y patrocinadores. Una idea que une la importancia del reciclaje y de la recuperación del patrimonio histórico con un homenaje a la historia más ancestral de la ciudad.
Hemeroskopeion toma su nombre de aquel que los primeros colonos griegos otorgaron a Dénia. Significa “torre de vigía” y esto quiere simbolizar la escultura: una atalaya que da bienvenida y protección a residentes y visitantes del municipio, según explica el propio artista.
Una pieza que es también historia reciente de Dénia y está ubicada en un lugar emblemático, donde hace un siglo se erigía la estación del tren a Alicante, ha recordado el alcalde, Vicent Grimalt.
Grimalt ha agradecido la implicación del Rotary Club Dénia en el proyecto y ha destacado la estrecha colaboración que mantiene con el Ajuntament de Dénia, especialmente en todo relacionado con el ámbito del bienestar social.
“Espero que la gente se dé cuenta –ha afirmado Grimalt- de la importancia de reciclar los materiales y conservar la historia de un medio de transporte sostenible como el tren”. Un servicio “que hace mucha falta que nos conecte de nuevo con el norte, con València”, ha reivindicado.
Por parte de los representantes del Rotary Club, tanto el gobernador de distrito, Pepe Ibáñez, como la presidenta actual del club dianense, Clara Femenía, han coincidido en afirmar que la implicación en la comunidad en la que viven, en nuestra cultura y nuestra historia y, especialmente, en su mantenimiento “es un valor rotario” que les ha llevado, desde el principio, a hacerse “cómplices” del proyecto de Viktor Ferrando.