El D*na Festival 2024 acogió cerca de 30.000 visitantes
La séptima edición del D*na Festival ha llegado a su fin, consolidándose como uno de los grandes eventos gastronómicos del año. A lo largo del fin de semana, cerca de 30.000 visitantes han recorrido el paseo de la Marineta Cassiana de Dénia (Alicante) en busca de las mejores experiencias culinarias.
En una edición que ha supuesto una auténtica carta de amor a la tierra, la huerta y sus gentes, la última jornada del festival ha sido el broche final a un fin de semana lleno de emociones y sabores, de la mano de chefs de renombre como Begoña Rodrigo, del restaurante La Salita (Valencia), Susi Díaz de La Finca (Elche), Luis Valls, de El Poblet (Valencia) y el cocinero madrileño Ramón Freixa, entre muchos otros. En un escenario de lujo frente al mar Mediterráneo, los cocineros compartieron reflexiones y técnicas culinarias que giraron en torno al uso de productos frescos y de temporada, reforzando la idea de que la excelencia en la cocina empieza en el campo. Rodrigo abrió la tarde destacando la importancia de mantener la autenticidad en la cocina, mientras que Díaz destacaba en una interesante charla cómo la temporalidad de los ingredientes determina la calidad del plato final. Luis Valls, del restaurante El Poblet (Valencia), fue otra de las figuras clave del día, aportando una visión sobre la capacidad de la alta cocina de mirar al pasado para rescatar sabores tradicionales sin perder de vista la innovación. Y el toque final lo puso el cocinero madrileño Ramón Freixa, con una presentación en la que demostró cómo se puede hacer convivir lo tradicional con lo vanguardista sin traicionar los orígenes de los ingredientes de la tierra.
Además de las charlas, los asistentes a esta jornada de cierre del D*na pudieron participar en talleres prácticos que abrieron las puertas a técnicas y conceptos accesibles tanto para expertos como para aficionados. Ramón Freixa, Susi Díaz y Luis Valls ofrecieron algunos de los talleres más esperados en el Espacio Aqualia, donde demostraron cómo crear platos de alta cocina con productos de la tierra, locales y accesibles. A ellos se sumaron Begoña Rodrigo y María José Martínez, jefa de cocina del restaurante Lienzo (Valencia), compartiendo con los asistentes clases magistrales en las que el respeto por el producto de proximidad fue clave.
En el Espacio Cocina, actividades como un taller de paletas de fruta con nitrógeno ofrecía una visión más lúdica y experimental, y otros abordaban la conexión entre la uva del Vinalopó y el arroz, mostrando cómo estos ingredientes clave de la región pueden ser revalorizados en la gastronomía actual. También hubo espacio para los más pequeños y las familias, con talleres de reciclaje y buenas prácticas en la cocina, enfocados en fomentar un consumo responsable.
La jornada se rubricó con otras interesantes actividades, como una demostración de coctelería aperitiva que capturó la esencia mediterránea en cada sorbo, o talleres de encurtidos y helados artesanales, que hicieron las delicias de los entusiastas de la cocina tradicional.
La huerta de la comarca de la Marina Alta ha estado muy presente en el festival, formando parte esencial de catas y demostraciones culinarias de cocineros de la región, en las que se ha hablado, entre otras muchas cuestiones, de especias, uva, aceite, encurtidos, aperitivos, vinos, cocas o helados. Todo de la mano de productores, hosteleros y restauradores locales en un paseo de la Marineta Cassiana plagado de puntos de degustación y venta que hicieron las delicias de los miles de asistentes.
Un festival consolidado como referencia gastronómica
Al cierre de esta séptima edición del D*na, Quique Dacosta, comisario gastronómico del evento, expresaba su satisfacción: “Ha sido un orgullo para todos los que hacemos el D*na rendir homenaje al campo, a la tierra y a las personas que lo trabajan. Ojalá haya servido para concienciar, dar valor y contribuir al conocimiento de los productos del campo, que es lo que todas las cocineras y cocineros han intentado hacer valer en las charlas, en los talleres, en los puestos de exposición y también en los restaurantes del D*na Restaurant haciendo menús con vegetales y dándoles el valor y el protagonismo que merecen”.
A nivel personal, Dacosta se mostró satisfecho por el trabajo realizado por todo el equipo que rodea al festival. Con la misión de proyectar la imagen de la Marina Alta como territorio de gastronomía excelente, Dacosta reflexionó sobre la evolución del evento: “La misión del D*na es proyectar la imagen de territorio, de gastronomía excelente, de la festividad y de la ilusión que genera para todo un pueblo. Algo tan, en principio, humilde como el D*na, que nació con vocación de ayudar y contribuir, ahora alcanza dimensiones que trascienden no solamente nuestras fronteras, sino también nuestra capacidad de proyectarnos, alcanzando un sentido humanista”.
Con estas palabras, Quique Dacosta y Dénia despiden su festival gastronómico más emblemático, con el compromiso de seguir creciendo sin perder su esencia, esa que ha llevado a la ciudad a ser reconocida como Ciudad Creativa de la Gastronomía por la UNESCO.