La hermana Pilar Adell recibió un emotivo homenaje en el Día Internacional de la Dona ,vídeo
El alcalde, Vicent Grimalt, introdujo el acto dedicando unas palabras a la homenajeada de este año, la hermana Pilar Adell. Grimalt y afirmó que se trata de un homenaje “muy merecido” y ha afirmado que Pilar Adell “es de esas personas que han dejado una huella muy importante en nuestra ciudad”. A continuación, el alcalde dió paso a la lectura de un manifiesto a favor de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres elaborado por la Concejalía de Igualdad y consensuado por el Consell de la Dona de Dénia. Han participado en la lectura del texto representantes de las asociaciones que integran el Consell –Amas de Casa, CCOO, Centro Mujer, UNED, Xarxa de Dones de la Marina Alta, Matria, Infodona, DIYAFA- y la concejala de Igualdad, Elisabet Cardona.
El manifiesto de este 8 de Marzo reclama y exige “el final del patriarcado, para conseguir la autonomía y libertad de las mujeres, para conseguir una ciudadanía que nada tiene que ver con imposiciones normativas o con los estereotipos que nos encorsetan”. El texto expresa que “la precariedad laboral unida a la pérdida salarial hacen que la pobreza tenga cara de mujer” y denuncia que “cada día se dificulta más la conciliación personal, familiar y laboral y se entorpece la corresponsabilidad doméstica”. Asimismo, reclama leyes no sexistas sobre la maternidad y sobre el divorcio y apuesta por una educación no sexista ni heterocentrista “como forma de erradicar la violencia machista, homófoba y xenófoba”. Se exige, por tanto, una mayor inversión en políticas de igualdad, el reconocimiento de todas las familias y modelos de convivencia, un sistema educativo laico, público y gratuito con enfoque coeducativo y el “incuestionable derecho” de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, afectos, sexualidad y maternidad. “Sólo avanzando en igualdad –concluye- conseguiremos una sociedad libre donde las relaciones entre hombres y mujeres nazcan sin dominio ni sumisión”.
Una mujer con mayúsculas
Elisabeth Cardona desatcó que Pilar Adell es “un ejemplo de humanidad y de corazón, un ejemplo de solidaridad y de comprensión, que tomó la decisión de dedicarse a los demás y defender los derechos personales, laborales y sociales de las personas” y, por ello, el Ajuntament de Dénia le otorga este reconocimiento. Homenaje que ha hecho extensivo a todas esas mujeres que, como Pilar Adell, “luchan y trabajan a diario por el bienestar y la calidad de vida de las personas con mayores dificultades”.
Pilar Adell Ruiz, valenciana nacida en Zaragoza, eligió a los 23 años “la opción fundamental de su vida” e ingresó en la congregación de las Hermanas Carmelitas de la Caridad Vedruna. Cursó estudios de Enfermería a principios de los 70. De 1973 a 1976 trabajó en el hospital de Alcoy y creó, junto a sus compañeras, las primeras guarderías laborales con la finalidad de favorecer la conciliación personal, familiar y laboral.
En 1976 sus superiores la destinaron a un nuevo servicio, en principio temporal, en el Hospital de la Caridad de Dénia, donde venía los fines de semana, compaginándolo con su labor en Alcoy. En 1977 se traslada definitivamente a nuestra ciudad. Las condiciones del hospital dianense eran difíciles: atendían a 32 residentes, mitad hombres y mitad mujeres, con diversas necesidades y situaciones personales, en condiciones y con unas instalaciones precarias. Junto a la atención de los pacientes del hospital, Pilar Adell y sus hermanas de comunidad realizaban atenciones a domicilio para personas mayores que no podían disponer de plaza en el hospital, realizaban a diario la comida para los presos del retén municipal y se encargaban del cementerio municipal.
La hermana Pilar, junto con sus compañeras del hospital, luchó por la puesta en marcha de una residencia que cumpliera un mínimo de condiciones tanto para los residentes como para los trabajadores, apostando por las plazas públicas municipales para los usuarios más desfavorecidos. Finalmente, el proyecto se hizo realidad y la residencia de Santa Llúcia se inauguró un 8 de marzo de 1979. La hermana Pilar comenzó a trabajar allí como directora de enfermería hasta que, a principios de 1980, se le encomendó la dirección del centro, que ostentaría hasta el año 2000.
Durante su estancia en Dénia, Pilar Adell luchó y se implicó, asimismo, en la labor de los servicios sociales y en la ayuda a las mujeres maltratadas, las personas marginadas, las personas con enfermedad mental y con discapacidades y las personas drogodependientes.
Tras las palabras de Elisabet Cardona, ha intervenido una trabajadora de la residencia de Santa Llúcia, centro que se convirtió, bajo la dirección de Pilar Adell “en una gran familia de residentes y trabajadores”. Tras recordar momentos entrañables de esos 20 años, concluyó su parlamento destacando que la hermana Pilar ha sido la primera mujer directora de la residencia y la impulsora de grandes cambios a nivel de Servicios Sociales y resaltando “su valentía, su coraje y la dedicación que ha tenido siempre hacia los demás”. Hablar de Pilar Adell es, en definitiva, hablar de “una mujer con mayúsculas”.
Poner vida a los años
Después de recibir de manos del alcalde, Vicent Grimalt, y de la concejala de Igualdad, Elisabet Cardona, un diploma de reconocimiento, la hermana Pilar dirigió un emocionado discurso en el que tuvo palabras de agradecimiento a “las dos mujeres más importantes” de su vida, su madre y Joaquina de Vedruna, a las corporaciones municipales, a sus hermanas de congregación, a los trabajadores y trabajadoras de la residencia, a todos los funcionarios que facilitaron su labor, al personal de los Servicios Sociales municipales, creados en aquella época, al personal de los servicios de salud y a otros colectivos locales como la Agrupación Artística Musical, las comisiones de fiestas, restaurantes o la colonia holandesa.
Adell dedicó una mención especial a Pepe Catalá, el cabo Catalá, presente en el acto, por su colaboración desinteresada “que tanta alegría proporcionaba a los residentes”, a Jaime Bertomeu y al padre Antonio Sánchez.
Pilar Adell quisó compartir su mérito con toda esa gente, “empeñada en poner vida a los años y no años a la vida”. La atención a los mayores fue para ella “una escuela de vida, en la que encontré el tesoro de la mía”. Una vida en la que ha estado muy presente el mensaje de su estimada Joaquina de Vedruna, fundadora de su congregación: “Todo por el amor y nada por la fuerza”.