Presentación de la apisonadora de 1960 restaurada por el alumnado de Automoción del IES Maria Ibars
Se ha presentado el trabajo de restauración por parte del alumnado de Automoción del IES Maria Ibars de una antigua apisonadora de propiedad municipal, una iniciativa impulsada por la entidad ASETRAMA (Asociación de Empresarios de Talleres de Reparación de Automóviles y Afines de la Marina Alta) con la colaboración del Ayuntamiento de Dénia.
La máquina, ya restaurada, fue instalada en el Bosc de Diana antes del comienzo de la pandemia. Hoy por fin ha sido posible la celebración de este acto de reconocimiento y agradecimiento del trabajo realizado por parte de todas las partes implicadas.
La apisonadora fue adquirida en 1960 por la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos de Denia, para facilitar el acondicionamiento y reparación de los caminos agrícolas del municipio. Con la extinción de las hermandades sindicales en 1977, la máquina pasó a formar parte del inventario de la Cámara Agraria Local y, finalmente, en la década de los ochenta del siglo pasado, quedó bajo la custodia del ayuntamiento, que siguió dándole uso, en el departamento de Obras y Servicios, hasta 1997.
«Y esa pieza, vital para la economía dianense en un momento histórico no tan lejano, ahora se convierte en un monumento que nos permitirá recordar nuestra historia, gracias a ASETRAMA y al gran trabajo de restauración estética que han hecho alumnado y profesorado del departamento de Transporte y Mantenimiento de Vehículos del IES Maria Ibars», ha destacado el alcalde de Dénia, Vicent Grimalt.
Por parte de ASETRAMA ha intervenido en el acto su presidente, Francisco Bolufer, quien se ha mostrado muy satisfecho «de que nuestra entidad haya participado en un proyecto como este».
En representación del instituto Maria Ibars, Josep Antoni Server, director del centro durante el período en el que se restauró la máquina, ha reivindicado la importancia de la Formación Profesional «como opción personal y como activo para las empresas».
Como anécdota, Server ha recordado que cuando la apisonadora llegó a los talleres «nos comprometimos a que saliera por su pie del centro; promesa atrevida que se hizo realidad: la máquina salió impulsada por la fuerza de su propio motor».