UNA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA CALLE MAYOR CONFIRMA EL ORIGEN ANDALUSÍ DEL TRAZADO VIARIO DEL CENTRO HISTÓRICO

Una intervención arqueológica en la calle Mayor, número 23, ha permitido confirmar que las principales calles del centro histórico de Dénia –Mayor, Loreto y transversales- tienen su origen en la traza urbanística andalusí (siglos XI y XII).

La actuación del Servicio Municipal de Arqueología tiene su origen en el deseo de los Bailey, un matrimonio inglés propietario de la vivienda, de construir una piscina en el patio interior de la casa. La ubicación de la vivienda en el centro histórico, espacio protegido, lleva aparejada la obligatoriedad de realizar excavaciones arqueológicas previas a cualquier obra. Y así es como se ha podido llegar a constatar que este núcleo de calles del centro histórico corresponden al trazado viario de la Daniya islámica.

Las excavaciones en la parcela de los Bailey han sacado a la luz una calle de unos 2’20 metros de ancho, ubicada entre las calles Pare Pere y Mayor y exactamente paralela a ésta última. Una composición urbanística similar a la existente entre las calles Mayor y Loreto, con el Carreró de la Morería discurriendo en paralelo entre ambas.

En mitad de la calle se aprecia la existencia de una alcantarilla que refleja que en la época islámica había un registro de aguas corruptas y pluviales en la ciudad. El estudio de los restos hallados en esta conducción de aguas fecales data su uso en la segunda mitad del siglo XII. El descubrimiento aleja la idea generalizada de que las calles de la medina islámica eran un conjunto tortuoso y hace pensar en un urbanismo de calles amplias, fruto de una planificación.

Los trabajos también han permitido hallar restos de una casa andalusí del siglo XII, de planta rectangular o cuadrangular, dividida en diferentes crujías, de características idénticas a la hallada en la zona de El Fortí en la década de 1980.

En la primera crujía, paralela a la calle, se aprecia la existencia de suelo pavimentado donde se ubicaría una letrina. En la siguiente pieza se situaría el patio central con un aljibe, aún por excavar, y restos de una escalera que comunicaba con una parte superior de la edificación. En la última crujía, interior, estaría situada la cámara principal de la casa, donde se hacía la vida y se dormía.

Los arqueólogos también han encontrado dos materiales de uso doméstico. Se trata de una lamparilla de cuerda seca y los restos de un caballito de cerámica con el que jugarían los pequeños de la casa nueve siglos atrás.