Mongomar celebra sus 50 años comprometida con la excelencia y a la vanguardia

Una trayectoria de 50 años comprometida con la excelencia y a la vanguardia en el uso de las tecnologías existentes hay que celebrarla, y así lo hizo Mongomar el pasado viernes en un emotivo evento en el Hotel Marriott de Dénia que reunió a 150 personas entre familiares, amigos, colaboradores y clientes de la empresa.

La velada estuvo repleta de momentos inolvidables que transportaron a los asistentes a través de la rica historia de Mongomar, reviviendo los momentos más destacados de su trayectoria, desde sus inicios, con poco más que la ilusión y el carisma del fundador, Benito Caudeli, hasta el presente y el futuro, con las nuevas generaciones ya en formación.

Sergio Dénia actuó como maestro de ceremonias, y guio a los presentes a través de una proyección de fotografías históricas de la compañía. Fueron María Eugenia Caudeli, hija del fundador, Benito Mestre – nieto- y Juan Llobell –director financiero de la empresa durante años- los encargados de esclarecer quién y qué salía en las imágenes.

En muchas de las fotos se dejaba entrever el marcado carácter familiar de la empresa: Benito Caudeli con su esposa, María Bordes; con sus hijos y nietos; con sus amigos; cuando recibió el premio CEDMA en 2011… Cada una con su historia detrás: relatos llenos de alegría, de cariño y también de nostalgia.

 

Como cuando Benito Mestre terminó la carrera y envió el currículum a una empresa de Valencia que le contrató y al decírselo a su abuelo, éste se enfadó con él y le dijo “¿una empresa de Valencia? Anda, tira a Mongomar”. Como cuando apareció una fotografía del primer equipo técnico y María Eugenia los nombró a todos y cada uno de ellos “mira, ahí está Fran, Antonio, Carlos, Jaume –que falleció- Juan, Cristiane, Salva, María José, Isa…”  Como cuando Juan Llobell contó el día que se fueron con el coche cargado de naranjas a Madrid, o cómo eran las cosas al inicio y cómo son ahora.

No únicamente ellos, también se pidió  un amigo de la familia, Carlos Pesquera, que narrara alguna anécdota del fundador que le hubiera dejado huella, y en realidad eran tantas que su intervención se convirtió en una semblanza entera de Benito Caudeli.

 

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue cuando se llamó al escenario a Irene Weiss y Lucía y Gerhard Wolf, primeros clientes de Mongomar, y quienes resaltaron que “una empresa sólo puede funcionar 50 años si es solvente, honesta y tiene buenos empleados”.

 

Las futuras generaciones de Mongomar también tuvieron cabida en el acto, jóvenes que están todavía en el instituto o la Universidad y que serán algún día los sucesores de los actuales gerentes. Y subieron también los familiares y más allegados. Y en ese momento Benito Mestre explicó que “queríamos conmemorar los 50 años de trayectoria tanto empresarial como personal, así que tomando unos cafés con el escultor Teo San José surgió la idea de hacer un símbolo que mostrara todo esto”, y ese símbolo fue una estatuilla que bajo el lema de “Los cimientos de la abundancia” se entregó a una visiblemente emocionada María Eugenia Caudeli.

 

Tras la ceremonia, los asistentes disfrutaron de una deliciosa cena que estuvo acompañada de animadas conversaciones y un ambiente festivo, y que se prolongó hasta altas horas de la madrugada.

 

Mongomar, en sus 50 años de existencia, ha dejado un legado de calidad y excelencia en la industria inmobiliaria, y su aniversario es un testimonio del compromiso constante con sus valores y su enfoque en la satisfacción del cliente.

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