Más que tumbas, el cementerio de Dénia atesora la historia de una ciudad
Con la llegada de la festividad de Tots Sants, vida y muerte vuelven a convivir en un mismo espacio. Los vivos rinden homenaje a los que ya no están a través de rituales que hunden sus raíces en antiguas tradiciones culturales. En estos días, el cementerio de Dénia se convierte en uno de los lugares más visitados del municipio, no solo como lugar de descanso de los seres queridos, sino también como testigo y protector del pasado de la ciudad.

Octavio Borrell, trabajador del camposanto, nos acerca al mundo de la muerte —un tema todavía tabú en la sociedad actual— desde una mirada más humana. Recuerda que el cementerio fue fundado en 1843 gracias a una donación de Josefa Morand, y que en él descansan figuras ilustres como Roc Chabás, el Tenor Cortis o Raquel Payá.

Las tumbas más antiguas datan de esa época, aunque existen registros de inhumaciones anteriores, siendo la más antigua de 1819, identificadas con azulejos en las paredes exteriores de la capilla, destacando la placa de azulejos de José Ferrándiz, padre del famoso dianense Patricio Ferrándiz.

Borrell subraya la importancia de los panteones familiares, auténticos monumentos que, pese al abandono de algunos, siguen siendo de los elementos más notables del conjunto.
Como curiosidad, señala que la distribución interna del cementerio reproduce el trazado de la ciudad, con calles y números —muchos de ellos dedicados a santos y santas—, y que algunas lápidas fueron elaboradas con materiales poco comunes, como la madera o el bronce.

Entre las anécdotas que conserva el personal del recinto, Octavio recuerda la historia de un hombre que pidió ser enterrado con una botella de coñac, un escoplo y una maza, por si algún día despertaba y necesitaba salir, según relataron sus descendientes.
Con motivo de la festividad, la Concejalía de Cementerios, dirigida por Pepe Doménech, ha llevado a cabo una puesta a punto del recinto municipal. Entre las mejoras realizadas destacan las nuevas puertas de los lavabos, la reparación del pavimento del vestíbulo del acceso histórico, la instalación de nuevas escaleras y una zona de sombra en la parte más reciente. También se han ejecutado trabajos de jardinería y pintura.

Doménech ha adelantado que, una vez pasada la festividad, se iniciarán las obras de reforma del suelo de la plaza donde se alza la cruz dedicada a Josefa Morand. Los trabajos consistirán en cambiar el hormigón actual por adoquines.

Más allá de ser un lugar de reposo de los finados, el cementerio de Dénia es un espacio vivo de memoria, un guardián silencioso de la historia que da sentido al recuerdo y mantiene el vínculo entre generaciones.



