CEDMA celebra su 20 aniversario y sigue aunando el empresariado de la Marina Alta

Invierno 2003. En la Tasca, en el centro de Dénia. José Antonio Sánchez (Toneto), Juan Riera, Sonja Dietz, Miguel Agulles, Angel Vives, Manolo Noguera, Pepe Bañó, Enrique Pla, decidieron que había llegado la hora de unir a todas las empresas de la Marina Alta en una Federación que aglutinase a todos los sectores económicos. El objetivo: defender los intereses profesionales de sus miembros y promover una política industrial y comercial de libre empresa  y competencia.” Con estas palabras, pronunciadas por la periodista Concha Pastor, conductora del acto, arrancó ayer la celebración del  20 Aniversario de la constitución del Cercle Empresarial de la Marina Alta, ante las más de 200 personas que llenaron la Sala L’Androna de Baleària Port.

 

Este evento, patrocinado por Caixa Popular y concebido como un viaje de dos décadas de la vida empresarial y social de la Marina Alta, contó como primeros protagonistas a los tres presidentes de CEDMA: Miguel Agulles, el impulsor que sentó las bases de la federación; Sonja Dietz, quien la modernizó y la hizo cada vez más reivindicativa, y Benito Mestre, el actual presidente, quien ha servido de entrada a las generaciones más jóvenes. Cada uno desde su experiencia, relató los retos y desafíos a los que tuvieron que hacer frente, pero todos destacaron el papel que ha tenido CEDMA para la unión de todos los sectores empresariales de la Marina Alta. Y de ahí el lema: #JuntosSomosMásFuertes.

A esta primera introducción siguió una charla sobre “Riesgos Climáticos y Desafíos Territoriales en la Marina Alta”, por Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante. Olcina quiso situarse fuera de las dos posturas encontradas que existen al respecto del cambio climático: “tan malo es negar una evidencia como vincularlo todo, el punto medio es la ciencia”. Y así, a través de datos históricos probó que ciertamente existe existen efectos sobre el clima del planeta atribuibles al uso de combustibles fósiles al menos desde la década de los 80.

 

Oportunidad climática y deslinde

Lejos de hacer catastrofismo de los hechos probados, el catedrático aseguró que existe una oportunidad clara para los sectores económicos si son capaces de adaptarse y trabajar paulatinamente en ello, y añadió que “la empresa siempre va más rápido y se adapta mejor que las administraciones públicas”. En el caso del Turismo, auguró un alargamiento de las temporadas turísticas, y en el caso de la Agricultura apostó por poner en marcha una mancomunidad de aguas que funcione realmente así como la activación de plantas de desalinización para no tener que depender tanto de las lluvias.

No quiso tampoco desligarse de uno de los mayores problemas que está sufriendo en la actualidad el Mediterráneo, como son la frecuencia cada vez más alta de graves temporales marítimos que erosionan la costa. “No va a subir el nivel del mar, pero los temporales se llevan arena” y la administración “ha tenido muy poco tacto a la hora de plantear el tema del deslinde, debería de tranquilizar los procesos y buscar las soluciones más adecuadas también para los propietarios afectados”.   Las palabras de Olcina fueron acogidas con un gran aplauso por el empresariado presente.

 

“Modelo Económico de la Marina Alta, Pasado, Presente y Futuro” es el título de la mesa redonda que siguió a la intervención del catedrático, y que contó con la presencia de  Cristina Sellés, presidenta de Aehtma;  José Juan Fornés, director general de masymas Supermercats; Miguel Agulles, esta vez como CEO de Serviden; Mireia Server, CEO de Rolser y Pere Soliveres, gerente de VAPF. Cinco perfiles muy diferentes para ofrecer una visión más global de varios de los sectores de la Marina Alta: Gastronomía y Restauración; Comercio y Distribución Comercial; Turismo Residencial y Servicios; Industria y finalmente Construcción y Promoción Urbanística.

Cada uno de ellos ofreció un punto de vista muy diferente de los últimos años: Sellés destacó los logros de la gastronomía de la comarca con el punto de inflexión del nombramiento de la UNESCO de Ciudad Creativa de la Gastronomía, los concursos internacionales promovidos (como el de la Gamba celebrado también ayer en la ciudad de Dénia) o la nueva comunicación de los turistas. Server habló sobre cómo la internacionalización y/o la importación han sido claves para la industria en la comarca, aunque lamentó que al contrario que en el Turismo, este sector se ha visto cada vez más mermado en cuanto a número de empresas por diferentes factores.

Suelo industrial y comunicaciones

Fornés, por su parte, hizo un análisis social de cómo había cambiado el comercio en las últimas décadas y reivindicó la Marina Alta como un área metropolitana que precisa de más suelo industrial y mejores accesos y comunicaciones. Agulles aseguró que internet había cambiado mucho las reglas del juego, y reivindicó una mejora sustancial de la calidad de los servicios públicos, y no sólo para los turistas, sino sobre todo para los vecinos. Soliveres puso en cifras la realidad de las viviendas y la promoción inmobiliaria de la Marina Alta e hizo una importante reflexión sobre los desafíos del siglo XXI, que están siendo abordados en su mayoría por planes generales que se aprobaron en el siglo XX.

Otros asuntos que se pusieron sobre la mesa fueron el privilegio que supone vivir en una zona como la Marina Alta, la falta de apoyo real de las administraciones públicas y la colaboración público privada, la necesidad de crear buenas comunicaciones entre las poblaciones de la comarca, y la paz para generar riqueza para todo el entorno.

Pero si durante este aniversario hubo un discurso reivindicativo, ese fue sin duda el de Adolfo Utor, presidente de Baleària,  primera empresa singular que se adhirió a CEDMA.  Utor defendió como gran logro de la Federación el haber logrado la unión de los diferentes sectores económicos de la Marina Alta, y en ese mismo instante criticó que las administraciones públicas no sean capaces de hacer lo mismo. Definió como “casposo” y “decimonónico” el pensamiento que reina entre los responsables de lo público que demoniza a los sectores privados.  “Qué lástima”, dijo, “que el espíritu de colaboración de CEDMA no esté presente entre los representantes públicos y que tampoco esté presente para abordar la colaboración público/privada”.

Instó a los políticos presentes a “dejar de pensar que son los depositarios de la bondad y que comiencen a pensar que los empresarios somos sus colaboradores”.  Según planteó, el fruto más palpable de esta falta de unión es la carencia de infraestructuras como un teatro auditorio en la comarca, el no haber aprovechado la Estación Marítima para albergar la estación de autobuses de Dénia, la ronda perimetral eternamente planificada y nunca construida, etc. “Quisimos ser un puerto autónomo y chocamos contra el muro de la irracionalidad”, recordó el presidente de Baleària.

Pero no todo ha sido bonito en el CEDMA, recordó Utor “no tenemos tren, no llega, nos estamos conformando con un trolebús, y eso es un fracaso”.

Crítico, ácido y también con gran sentido del humor, el discurso del presidente de Baleària fue muy celebrado por los presentes y supuso el cierre perfecto a este evento, que continuó con un animado cóctel en la terraza de la Estación Marítima de Dénia.

Asistentes

 

Entre quienes quisieron acompañar a la Federación esa noche estuvieron representantes empresariales como el presidente de la CEV, Salvador Navarro; el presidente de Fepeval, Diego Romà; el presidente de Terciario Avanzado, Mariano Torres, o el vicepresidente de FAES, Ramón Soler entre otros. Tampoco quisieron perderse esta cita el secretario autonómico de Industria, Comercio y Consumo, Felipe Javier Carrasco; el director general de Patrimonio, Antonio Woodward; los alcaldes de Dénia, Vicent Grimalt; Xàbia, Rosa Cardona; Ondara, José Ramiro Pastor; Pedreguer, Sergi Ferrús; Llíber, José Juan Reus, así como diversos concejales de toda la Marina Alta.

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